En el contexto actual de Argentina, donde los índices de inseguridad han mostrado tendencias al alza en diversas ciudades, la instalación de sistemas de seguridad en el hogar se ha convertido en una prioridad para muchas familias. Datos oficiales del Ministerio del Interior y estudios realizados por organismos como la Cámara Argentina de Seguridad indican que en algunas zonas urbanas el riesgo de robo se ha incrementado en torno a un 15–20% en el último año.
Ante esta situación, los sistemas de alarmas y cámaras de videovigilancia de rápida instalación se presentan como una solución eficaz y accesible. Con una inversión inicial relativamente baja –que en algunos casos no supera los 200 dólares–, los propietarios pueden disponer en pocas horas de sistemas que no sólo repelen a potenciales delincuentes, sino que también facilitan la labor de las autoridades en caso de incidentes.
Comparativamente, los hogares que han implementado estas medidas han reportado una notable reducción en incidentes delictivos, en contraste con aquellos que aún carecen de sistemas de seguridad, donde el riesgo de sufrir entraderas y robos se mantiene significativamente más alto. Así, la tecnología de videovigilancia no solo actúa como elemento disuasorio, sino que además genera confianza y una sensación de bienestar entre los residentes.